Víctor
Botas es uno de los poetas que hoy siguen tan vivos, a pesar de que ya no está
presente entre nosotros. Su familia, sus amigos, y la gente de Asturias lo han
recordado siempre, pero también los lectores de poesía, los leen y lo admiran
hoy como ayer. Una muestra de que no lo han olvidado en estos veintes años que
han pasado desde su muerte en 1994 es la exposición Víctor Botas veinte años después, que con motivo del 20º aniversario de
su fallecimiento se ha llevado a cabo.
Desde
el pasado 27 de octubre este homenaje puede verse en la sala de exposiciones de
la Biblioteca de Asturias "Ramón Pérez de Ayala" (Oviedo) y se podrá
visitar hasta el 16 de noviembre.
El día de la inauguración,
su viuda, Paulina Cervero, recordó al poeta con estas palabras:
"Sé que estaría muy
orgulloso de esta exposición que con tanto mimo y conocimiento de causa ha
preparado José Havel. Seguro que encontraría en ella, como he encontrado yo,
textos, manuscritos, fotografías olvidadas e inolvidables. Seguro que sentiría
al recorrerla, como he sentido yo, que veinte años no es nada y es toda una
eternidad."
La exposición recoge
manuscritos (diarios, dedicatorias, cartas...), fotografías (de todas las
etapas de su vida) y libros del poeta ovetense y sus libros preferidos.

La
exposición puede verse también en el libro Víctor
Botas veinte años después, que se regala en la exposición y que lo edita la
Biblioteca de Asturias “Ramón Pérez de Ayala”. Es un muestrario que contiene unos
textos de escritores que tuvieron la suerte de conocer a Víctor Botas; además
recoge fotos del poeta, copias de manuscritos, secciones bibliográficas,
cartas, poemas. Como este que el poeta Javier Almuzara le dedicó a Botas:
In memoriam
a Víctor Botas
Es
cierto que la muerte
no se
lo lleva todo,
que
algo queda a este lado del umbral:
unos
escasos versos vacilantes,
los
bienes que gozabas y otros gozan
todavía,
el recuerdo
de
aquellos que cruzaron
por
tu camino
y a
los que aún conforta
el
calor de un saludo,
los
hijos y la hacienda
que
orgulloso y paciente
viste
crecer,
el
mundo que habitabas en mi vida…
Es
cierto que la muerte
no se
lo lleva todo.
Algunas
cosas sobreviven
durante
un tiempo,
—igual
que esos objetos personales
que flotan
en el mar a la deriva—
tan
solo para hablarnos del naufragio.
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