Francisco García Pérez, en su artículo “Pablo Iglesias y el discurso
clásico”, publicado el miércoles 3 en La Nueva España, ha hecho un
excelente comentario sobre un discurso del líder de Podemos, pronunciado en el
acto de clausura de la última Asamblea de ese partido político.
García Pérez se ha centrado sobre todo en la forma propia del discurso de
Pablo Iglesias, ha sabido ver lo que cualquier público no podría que es en la
buena estructura y arte retórico de la intervención. Es decir, Pablo Iglesias
ha leído a Aristóteles, a los clásicos y maneja perfectamente el arte de la
oratoria.
El discurso de Pablo Iglesias es un discurso distinto a los que pronuncian
los líderes de otros partidos políticos, explica García Pérez. El comentario es
una respuesta a otro artículo de Santos Juliá, que afirma que lo que pronunció
Pablo Iglesias no era un discurso.
García Pérez, al contrario que Santos Juliá, afirma que lo del líder de
Podemos es un gran discurso, un discurso al modo clásico clásico. Y para
defender su opinión, García Pérez definió lo que es un “discurso”. Explicó que
Pablo Iglesias recurrió en su intervención a otros tipos o submodalidades del discurso.
Ha sido muy ejemplar e interesante que García Pérez comentara, como si fuera un
profesor a sus alumnos, estos tipos de discursos, que son:
La arenga: Discurso pronunciado para enardecer los ánimos. Muy
común en el discurso militar. Recordemos la arenga de los héroes de la Iliada, por ejemplo.
La perorata: Discurso o razonamiento, generalmente pesado y sin
sustancia. Es decir, es un discurso largo y sin contenido. Tiene un valor
despectivo.
La prédica: Es un discurso vehemente. Tiene connotaciones
religiosas, “está predicando”, se suele decir cuando un religioso predica.
El sermón: Según la RAE, “es un discurso cristiano u oración
evangélica que predica el sacerdote ante los fieles para la enseñanza de la
buena doctrina”. Es decir, el discurso en el que se busca guiar por el buen
camino a los seguidores.
La exhortación: Discurso con el que se
intenta persuadir a alguien, incitar con palabras, pero en el que el orador se
incluye: “¡Podemos!”, ¡”Seguiremos adelante”!
García Pérez destacó además el manejo del tono y volumen de la voz de Pablo
Iglesias.
Entre otras cosas también mencionó la utilización de la figura retórica,
como la Anáfora, y la captatio benevolentiae
en el discurso de Pablo Iglesias.
Leer artículo de Santos Juliá en:
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