sábado, 11 de octubre de 2014

Ideología y literatura


            La literatura no siempre tiene un fin literario. A veces el autor la usa como herramienta para defender una idea con su obra.
            Dentro de la literatura española destacan, por un lado, “La novela de Tesis” y, por otro lado “La poesía Social”.

            La novela de Tesis

            Esta corriente surge en el siglo XIX.  En el año 1868, expulsan a Isabel II, reina de España, que se exilia en Francia, donde recibió el amparo de Napoleón III. Se produce una revolución en España y los revolucionario son monárquicos. Éstos eligen como nuevo rey a Amadeo de Saboya. El nuevo rey gobierna con mucha dificultad, no puede controlar la inestabilidad que en esos momentos vivía la clase política. Abdica de forma voluntaria en 1873 y proclama la Primera República Española que menos de un año. En  1975, vuelve a restaurarse la monarquía con Fernando VII.
            Entre estos acontecimiento madurará la novela como género, aparece la llamada “Novela de Tesis”, cuya figura principal es el escritor liberal, Benito Pérez Galdós.
            Galdós reflexiona sobre la historia de España en sus novelas, como La fontana de oro (1970). La historia transcurre en Madrid durante el Trienio Liberal (1820-1823). La novela tiene partes históricas, como el levantamiento de Riego y la llegada de los Cien Mil Hijos de San Luis para restaurar la monarquía.
            Galdós tiene un afán de educar, de conciencia a los lectores. No quiere que se vuelva a repetir los errores del Trienio Liberal.
            En Doña Perfecta, Galdós defiende la tolerancia religiosa atacando la intolerancia del a España Tradicional.
            A las novelas liberales responden las obras de José María de Peredas, Antonio Alarcón, entre autores. Estos eran contrarios a las ideologías que defendía Galdós.

            La poesía social

            Otra corriente que utilizaba la literatura, en este caso la poesía, para difundir una ideología era “La poesía social”. Los poetas escriben poesía de tono existencial que enmascaran como forma de protesta y rebeldía. Escriben versos cercanos a las palabras coloquiales.
            Esta poesía de posguerra abarca desde 1936 hasta 1978. Pero es en 1956 cuando aparecen unos jóvenes revolucionarios, universitarios. La literatura se opone a la dictadura, la literatura se compromete con la gente. La poesía social era una forma de decir lo que no se podría decir. Era una forma de libertad para los poetas, era una forma de difundir las ideas, de criticar al poder.
            Los poetas de la poesía social o comprometida son Gabriel Celaya, Blás de Otero, Carlos Bousoño, Vicente Gaos, José Hierro,… son los llamados la Primera generación de postguerra y publican en los años 40. Sus temas más recurrentes eran: el humanismo desgarrado, la angustia existencial y los problemas de España.
            Entre los años 1956 y 1960 aparece una segunda generación, la del 50, que publica por primera vez durante esos años. Este nuevo grupo lo componen: José Ángel Valente, Ángel González, Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral,… Estos poetas huyen de la poesía panfletaria, tienen el afán de superar la corriente precedente, pero sin dejar de lado los problemas humanos. Su poesía es más persona, incluye elementos biográficos. Su visión realista tiene una postura crítica. Utilizan el humor, la ironía, la parodia y el sarcasmo. Así pueden criticar la realidad de esa sociedad.
               

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