Para los lectores, en
especial los amantes de la poesía, la
editorial Visor publica Paseo de la
identidad, de Luis Bagué Quílez, ganador del XII Premio
Emilio Alarcos 2013. La poética de este libro es mostrarnos la visión de un poeta que mira lo
cotidiano como un lugar turístico; porque sabe que la vida es un viaje, un paseo irrepetible que vale la
pena contar en versos. Con este libro, podremos viajar por la vida misma
sin movernos de nuestro asiento.
domingo, 28 de septiembre de 2014
domingo, 21 de septiembre de 2014
Inicios de la publicidad
La publicidad,
anteriormente conocida como propaganda, la entendemos como algo comercial.
Surgió en el surgió en el siglo XIX, con la Revolución Industrial, y se
desarrolla en el siglo XX. Antiguamente se relacionaba con la propagación de la
fe, es decir, con lo religioso.
El discurso publicitario y el discurso
literario
En
literatura el autor es una pieza imprescindible. Pero en algunas obras no
aparece el nombre del autor porque este lo prefiere así. La causa, como por
ejemplo, en el Lazarillo de Tormes,
puede ser el temor a algo. En el cine, destaca la figura del Director. En
cambio, en los textos publicitarios no es importante que aparezca, porque lo
que interesa es lo que se publicita, lo que se ofrece, el producto.
La
literatura y La publicidad tienen una relación muy estrecha que, a veces, cuando
un escritor se hace famoso, su nombre pasa a ser como una marca, que cualquier
cosa que escribe se vende. Su nombre es como una señal de garantía de que el
producto es bueno.
En
la literatura, el autor o el responsable de la obra, generalmente, suele ser
uno. A excepción de obras de teatro y guiones de televisión. En publicidad, el
trabajo está a cargo de un grupo de gente.
Otro
rasgo distintiva entre la literatura y la publicidad es el de la libertad
creativa. La publicidad depende netamente del encargo. La literatura no tanto,
a veces puede haber un pedido sobre cierto tema, pero el encargo puede ser
negativo para el autor o para el propio género literario.
Relación entre publicidad, literatura y receptor
La
publicidad tiene una función apelativa, se dirige al público con un objetivo.
Quiere informar, luego conseguir influir en el receptor y despertar el deseo de
consumir.
La publicidad de hoy es una publicidad
sugerente, que oculta su verdadera intención, no muestra un tono imperativo,
como antiguamente fue.
Enlace de interés:
Un cartel de la insumisión asturiana en los 80 y 90

Esta
exposición es una iniciativa de la Fundación Juan Muñiz Zapico y la Universidad
de Oviedo.
Este cartel recuerda el movimiento
antimilitarista de los años 80 y 90 del siglo XX, en los que muchos jóvenes se
negaron a hacer el servicio militar. Como podemos leer en el cartel: “Mili?”,
una pregunta con tono coloquial, seguida de la respuesta, en lengua asturiana,
de los insumisos: “Nin de 12 ni de 9 meses”, que expresa que no querían ir al
cuartel ni durante un año o 9 meses. Destaca la figura de Bart Simpson, uno de
los personajes de dibujos animados norteamericanos Los Simpson. Serie que suele ser muy crítica con las ideas
militares. Vemos a Bart con el casco tirado en el suelo, en señal de abandono del
campo de batalla.
Un ejemplo claro de una conciencia
joven que ha empezado a repugnar toda clase de actividad militar de entonces.
Un cambio de mentalidad se había producido durante esos años. Los carteles en
las calles era una forma expresión, de enviar mensajes a la sociedad de aquella
época, de lo que pensaban, del repudio al servicio militar de los jóvenes
asturianos.
Sin duda alguna, estos carteles forman
parte de la historia social, porque son una muestra de que la propaganda, en el
buen sentido de la palabra, también ha sido útil para promover e impulsar un
cambio muy importante en aquel entonces y que acompañaría a un país que había empezado
a nacer democráticamente.
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